jueves, 14 de junio de 2012

TEMOR



Nadie es libre de temor. En algún momento de nuestra vida hemos experimentado algún tipo de temor. Es parte integral de nuestra vida y además es necesario para la construcción de nuestra personalidad si se asuma y se trabaja con el. Así al menos lo han confirmado los psicólogos.

Pero si el temor no se acepta y no se elabora bien, puede transformarse en un obstáculo para desarrollo y el proceso de madurez. El temor en este sentido puede ser un impedimento para enfrentar y superar las dificultades en la vida sobre todo cuando se trata de tomar decisión asumiendo las consecuencias que conlleva consigo los riesgos.

Hay temores que son productivos  para la vida, pero también existen otros que la paralizan. Vivimos en un mundo moderno donde la comodidad de a poco está ganando su espacio en nuestra vida ofreciendo más seguridad.  Pero en otra parte nos bombardea la prensan con tantas pronósticos hasta la profecía de tal catástrofe y aquel desastre. Por eso la seguridad que se ofrece nos da la sensación de una seguridad falsa. Los síntomas de este mundo paradójico es la existencia de tantos servicios de seguros. Hay seguro de casa, de salud, de auto, de cesantía, etc., etc. Pero el mismo tiempo a la hora de acceder al beneficio de estos seguros, no son tan simples como se ofrece. Te piden tal cosa y otra cosa, por tal razón y aquella otra. Suficiente con estos argumentos para que  te provoquen la disconformidad y por tanto la inseguridad.

¿Por qué es tan paradójico nuestro mundo hoy? Es que estamos construyendo nuestro mundo sobre una base meramente técnico y cada vez menos valor religioso. Queremos crecer y desarrollarnos, pero sin Dios para ser más libres como dicen algunos. Porque les parece que Dios impone su ley. 

Para lograr la meta, tratamos legalizar tantas leyes para arreglar y armonizar nuestra convivencia pero sin Dios. ¿Cómo se ve los resultados? Si el desarrollo sigue, estamos subiendo al cielo porque cada vez hay más y más edificios grandes y altos. La tierra no queremos verla porque en las ciudades, tapamos todo el superficie con cementos para que no nos ensuciemos. Si el desarrollo físico está a la vista. Pero, en lo interno de ser humano está desarrollado a la dirección correcta, no se puede garantizar. Para caminar equilibrado los dos pies tienen que avanzar juntos. 

En esta lógica, ¿los dos pies están avanzando junto? A mi me parece que estamos andando cojos. Otro pie está quedando atrás. Porque resulta que legalizamos tantas leyes pero no se mejora tanto nuestra convivencia, la delincuencia parece está en aumento, la brecha sigue extendiendo. ¿Estamos mejor que nuestros antes pasados? En cierta manera si y no. Mejor uno mismo puede ser, pero con la otra persona, aún es una interrogación. ¿La armonía con una mismo es mejor? Puede ser que si. Pero con la otra persona, no estoy seguro. La armonía con la naturaleza y nuestro entorno estoy seguro que no. Cada uno construye su muro y su cerco para su propia seguridad. ¿Porqué? El temor nos amenaza. Pero creo que el temor viene sobre todo no desde afuera sino desde dentro, de nosotros mismo.

Por  eso para vencer este temor y avanzar íntegralmente hay que avanzar con los dos pies ( pie físico y espiritual) acompañados con Dios. Solo así podemos vencer nuestro propio temor. Porque la ley verdadera que no necesita la legislación está escrito en nuestros corazones - la ley del AMOR basado en la confianza en la divina providencia. 

Con mayor razón san Arnoldo cuando empezó la casa misional en Steyl y sentía cierto temor por el futuro de esta obra lo expresa en esta manera: "No hay que ponerse temeroso en las cosas que son necesarias. Si son necesarias, quiere decir que Dios las desea; y si Él las desea, ayuda a que se realicen siempre que se pongan por obra confiando en Él" (s. Arnoldo Janssen).


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