viernes, 17 de junio de 2011

Presencia Presente



El ser humano es un ser dinámico que nunca está quieto, siempre busca el cambio que de un modo le permite madurarse y tener confianza en su propia capacidad, pero de otro lado le provoca miedo o al menos la duda por los riesgos que conlleva un cambio. En esa dirección, es un ser que va cambiando de acuerdo de tiempo y espacio. Con otra palabra es un ser que está en movimiento. La inquietud humana se expresa en la búsqueda permanente; desde lo material, espiritual hasta el sentido profundo de su propio ser. La búsqueda permanente pretende satisfacer el anhelo profundo que lleva por dentro del ser humano.

Sin duda una de las dimensiones más difícil de manejar en la búsqueda humana es el sentido de su propio ser y el sentido religioso. La dificultad no brota de la búsqueda misma sino se encuentra en la experiencia y el tiempo transcurrido. Porque en el fondo esa búsqueda es una experiencia espiritual-vivencial, que en sí misma es extraña y paradójico; que cada vez cuando se acerca a la meta, se experimenta o al menos hay una sensación de que el horizonte o el fin se escapa. Experimentamos que dentro de esa búsqueda surge a veces desesperanza sobre todo cuando las circunstancias no nos contribuyen para alimentar la esperanza.
Pero eso no significa que la búsqueda termina allí, perdida en medio de desesperanza, sepultado en la impotencia. El mecanismo de estado psíquico estimula desde dentro otra manera de recompensarse. Por eso se busca distinta manera y forma para lograr una satisfacción interior que va más allá de los desastres y fracasos, dolores y dificultades de la vida.

La recompensa más antigua que probablemente tiene la misma antigüedad del ser humano es establecimiento de relación fuera de lo humano. El ser humano de esta manera busca y fortalece una relación distinta fuera de sí mismo y de los demás. La relación con un SER SUPERIOR le permite encontrar una salida para su desesperanza. Ese mecanismo de salir de sí mismo para encontrarse con un SER superior le da el sentido espiritual a su propio ser. Ese encuentro o relación es tan intensa y satisfactoria hasta que lo motiva a celebrar esa relación por medio de los cultos.

Esa relación la viven intensamente los pueblos originarios. Su relación con el ser SUPERIOR le abre el camino hacía un nuevo conocimiento que les permite dar nombre a ése SER SUPERIOR. Por eso conocemos distintos nombres de un ser SUPERIOR dependiendo de la experiencia vivida y relación establecida. Ese tipo de relación no pretende reemplazar las relaciones humanas, lo contrario invita a todos a celebrar la experiencia vivida con ese ser SUPERIOR o con lo divino en las celebraciones o cultos masivos. Estas celebraciones religiosas revelan algo más allá de lo experimentado en nivel humano marcando así la cosmovisión del ser humano.

El pueblo cristiano que tiene su raíz en el judaísmo, experimenta una manera nueva de relacionarse con lo divino porque hay un cambio de paradigma. Si antes el ser humano es él que busca relacionarse con lo divino para satisfacer su necesidad espiritual, ahora la iniciativa viene de Dios. Dios que sale al encuentro con el pueblo que está viviendo una crisis de deportación y opresión. En medio de la experiencia desastrosa y dolorosa, Dios viene a intervenir, estar al lado de los débiles para salvarlos. Desde entonces la experiencia de Dios se cambia totalmente. El pueblo Israel experimentaba y sentía la presencia de un Dios que está presente en su historia. El Dios de Israel es un Dios de la historia que camina junto a su pueblo, que establece una alianza de fidelidad mutua; Dios Yahvé será Dios de Israel y Israel será su pueblo.

La venida de Cristo perfecciona más esa alianza que fue marcada por la infidelidad del pueblo Israel. En Cristo Jesús, Dios se hace presente no solamente en la historia, sino en el espacio físico y más aún en persona real estableciendo así una nueva alianza y eterna. En Cristo la relación del ser humano con lo divino, es sellado en un punto del encuentro real. La relación se encarna. La encarnación de Dios es el punto máximo y real de la relación entre hombre – Dios. En Cristo hay intercambio de lo divino y lo humano. A través de la encarnación, la experiencia de Dios se traslada de transcendente a inmanente. 
El Dios que Cristo revela es el Dios Emmanuel, Dios con nosotros. Dios que comparte su divinidad con nosotros y elevando así la naturaleza humana a lo divino. De esta manera en Cristo Jesús la naturaleza pecadora es perdonada, la raza humana es redimida. La presencia de Dios en Cristo se encarna, en medio de su Espíritu Santo su presencia es perpetua. En una nueva presencia, es una presencia presente. Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).

jueves, 9 de junio de 2011

Nuestro Aporte para el Mundo Global

En esa canción de Angelo Figueroa con su pequeño videoclip refleja algunos aspectos de la misión que la Congregación del Verbo Divino está realizando en el mundo donde están presente la familia de san Arnoldo Janssen. Nuestro aporte en el mundo global hoy es crear la comunión en la diversidad. Compartir la riqueza que trae las diversas culturas, razas y naciones que nos enriquece y nos permite crecer junto en la comunión

Que disfruten esa hermosa música y la riqueza detrás de estás imágenes. 




domingo, 5 de junio de 2011

UN LUGAR PARA CRECER

POR: JUAN PABLO FIGUEROA
Postulante 3º año 



Al hablar de mi testimonio en la Congregación del Verbo Divino, necesariamente mi pensamiento me lleva a la vida comunitaria, y por tanto la comprende completamente en un conjunto de recuerdos, experiencias y vivencias, que   han hecho de mi paso por la Congregación una valoración y aprendizaje profundo de la identidad Verbita. Al igual que en las primeras comunidades cristianas en las cuales los apóstoles vivieron unidos y compartieron la fracción del pan  y las oraciones (Hch 2,42). Así tan bien ha sido mi experiencia, en la cual me ha tocado compartir con muchos cohermanos, tanto nacionales como extranjeros y enriquecerme con sus propias experiencias. Una suerte de aprendizaje en mi preparación para la vida religioso-misionera.
        De tal forma que el hombre se concibe como un “ser social”, así de la misma manera yo sentí que mi vocación iba por una vida religiosa, con las inquietudes propias de no saber muy bien en que consistía esto, reconocí (posteriormente), que es un carisma que Dios pone en el hombre, y que le invita a compartir desde lo suyo (tanto sus luces como sombras), y ponerla al servicio de la Iglesia. Así pues, mi experiencia en la comunidad de formación es profundamente enriquecedora, porque en definitiva voy creciendo y desarrollado en mi,  valores y competencias que van siendo compartiendo con mis hermanos, como también reconociendo en ella mis falencias y dificultades, todo esto en espíritu de comprensión y fraternidad.
El espíritu de fraternidad se vive en la comunidad. Así con el tiempo he reconocido que es un don, el darse así mismo; los talentos, la confianza, son  un regalo que se va gestando con el  paso del tiempo y que permiten ir logrando fuertes lazos de amistad y comunión. La  vida comunitaria me ha permitido salir de mis temores y miedos y hacer una radical apertura al otro y a sus necesidades. Es también hacer imitación de Cristo, quien con la experiencia comunitaria con sus discípulos, da un fuerte testimonio de unidad y compañerismo.
No ajena a dificultades el vivir comunitario siempre es un espacio de diálogo y formación, en el cual he comprendido la necesidad de ir transformando la vida;  liberándose del hombre viejo y dando espacio al nuevo, que va creciendo en conjunto y con el apoyo de los demás.  La gracia está dada en el dejarse moldear, así como lo expresa Jeremías en la casa del alfarero (Jr 18, 5-6), es ponerse en las manos paternales de Dios y dejarse moldear. Puesto que muchas veces no somos capaces de reconocer nuestras fragilidades y flaquezas, ahí esta la comunidad quien con amor  y fraternidad está dispuesto a guiarnos en el crecimiento y seguimiento del Maestro.
Por último, como no referirme a algo de la esencia de las comunidades Verbitas, que es su internacionalidad. Así como lo plasmó nuestro fundador San Arnoldo Janssen, quien quiso que las comunidades se conformaran por cohermanos de distintas nacionalidad; y que en la actualidad se conserva como un distintivo tan característico y propio de nuestra esencia misionera. Que riqueza más grande, me ha significado el valorar en cada religioso, su cultura, su identidad, su idioma, sus costumbres. Y con ello me he dejado encantar  y motivar por la vocación regalada por Dios, comprendiendo esta gran misión de la Iglesia. Que aún siendo distintos rostros, permanecemos en un mismo corazón.
       
       

jueves, 2 de junio de 2011

LA DECISIÓN LA TOMA TÚ



En la vida hay cosas que nos exigen para actuar. Hay momentos o etapas en la vida que la necesidad de tomar decisión es mayor. Queremos o no llega el momento que la situación, la realidad o las circunstancias de la vida nos pide a tomar decisión. 
Nunca es fácil tomar decisión sobre todo cuando se trata de algo que afecta directamente a la persona humana: a uno mismo o a cualquier persona que sea. Nadie le resulta fácil, porque tampoco nadie nace con tal capacidad de decidir y con tanta certeza que no quiere consultar a nadie. Nunca ocurre así y en realidad no existe tal capacidad.
A nivel personal, antes de tomar decisión, por lo menos es necesario consultar al mundo interior «la voz interior» en el silencio dedicando el tiempo necesario para poder tomar decisión con mayor convicción. Luego es indispensable olvidar de consultar el entorno material y personas. Esa postura requiere mucha humildad y apertura de escucha. Esa actitud permite considerar con mayor objetividad las circunstancias que influye y que pueden traer las consecuencias a una decisión tomada. En término de tiempo y de dificultad, la decisión personal quizá es menos compleja pero no significa que es fácil. 
Es cierto que ante una decisión colectiva es mucho más compleja porque requiere más personas por lo tanto hay más ideas, posturas y actitudes que conlleva la consecuencia de mayor tiempo. Mientras más personas demorarán más en tomar decisión.
A diferencia de una decisión personal que puede dejar totalmente satisfecho a tal individuo, la decisión colectiva tomada nunca satisface a todos. Alguien tiene que ceder sus ideas por muy buenas que sean para que se tomara decisión, cuanto más aún si se trata de una decisión urgente en término de tiempo y la demandad a la necesidad concreta. Antes estas situaciones concretas muchas veces provocan dilemas éticos. De un lado hay que tomar decisión porque a veces la necesidad es tan urgente que no se puede postergar, porque las personas más necesitadas de tal decisión no pueden esperar más. Pero de otro lado no se puede actuar contra el consejo ético universal que «ante una duda o en situación dudosa, no se puede tomar decisión».
Tanto la decisión personal como la decisión colectiva tienen su dificultad. Ninguna de las dos es fácil. Lo cierto es que en ambas hay que tomar decisión. Ahora o luego. Tarde o temprano. Nadie es indiferente ante la vida, cuando hay que tomar decisión.
Para los cristianos el consejo ético de abstenerse ante una duda, implica mayor tiempo y mucha reflexión para descubrir la voluntad de Dios detrás de una decisión. Como cristiano/a, católico/a cada uno debe estar consciente que su vida tiene una misión por realizar. Ante una decisión y detrás de la decisión tomada hay proyecto salvífico de Dios que nos invita a colaborar para llevarlo a cabo.
Si tienes que tomar decisión ahora, hazla con mucha fe y responsabilidad bajo la luz del Espíritu Santo que te guié. Basta dejarte guiar por Él que tus decisiones sean maduras no solamente porque tomas tiempo y dedicas mucha atención a ella, sino también porque consideras el proyecto de Dios que hay en ti. Decídete no por la moda ni por la influencia del otro tampoco de la corriente sino una decisión que nace de una convicción después de discernirla con la ayuda de Dios y los demás.  

MUCHOS ROSTROS UN SOLO CORAZÓN

M u c h o s   rostros   un solo   corazón E n el mundo global casi no hay límite de espacio y de a poco se han levantado las fron...

Muchos Rostros un Solo Corazón