jueves, 31 de marzo de 2011

EL LOCO
           
Esa palabra probablemente resonaba en los oídos del fundador al comienzo de su obra misional en Steyl, Holanda. Mucha gente no lo veía como persona indicada para comenzar tal obra. Hasta las autoridades eclesiales de las cuales él esperaba el apoyo, lo trataban como «loco o santo». Algunos sacerdotes contemporáneos de él tampoco le mostraban apoyo, lo contrario querían deshacerse de él. “El loco Janssen pasó por aquí.   Le di diez marcos para liberarme de él”, comentaba un párroco que fue visitado por Arnoldo algunos meses antes de iniciar la fundación del seminario de misiones.

Aunque lo trataban «loco»,  Arnoldo Janssen no se desanima, al contrario con mucha paciencia y perseverancia seguía buscando la voluntad de Dios. Convencido que era la voluntad de Dios, y después de escuchar su entorno ese trató de «loco» se transforma en desafío y fuente de motivación para dar pasos concretos a su obra.

Después de contemplar la voluntad de Dios en la oración no pudo callar porque la fuerza y la pasión por la misión de Dios que llevaba por dentro no lo deja tranquilo a pesar de ser tratado como loco. Una experiencia similar a la de santos Pedro y Juan cuando los judíos quisieron hacerle callar de hablar de Jesús resucitado.  «No podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído» (Hch. 4,20). Sí Arnoldo no pudo callar lo que ha contemplado y visto con su corazón - la santa voluntad de Dios. Por eso todos los tratos como loco, los desafíos y dificultades los enfrentaba como «loco».  Un loco por las causas de Dios. Un santo «loco» por la misión.

Hoy como ayer la fuerza de Espíritu de Dios te mueve por dentro, por eso está ardiendo tu corazón por la causa de Dios.  Esa fuerzo te mueve para actuar. Quizá no te comprenden tus amigos, tus familias y cercanos. Probablemente te molestan hasta burlarte. Quizás eres un «loco» ante los ojos que te rodean en este momento. Pero si ese «loco» viene de Dios nadie te puede frenar para actuar, para responder la voz del Señor que clama por dentro, ni las dificultades, ni los escándalos actuales pueden quitar esa fuerza de Dios. Esa voz necesita tu respuesta.  Se necesitan nuevos «locos» como san Arnoldo Janssen por las causas de Dios.

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