“Una Aventura hacia la fe”
(Experiencia del «Encuentro y compartir» post Jornada Mundial de la Juventud en Madrid 2011)
‘Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe’ fue un lema que desde un principio nos tocó en lo más profundo de todos nuestros pensamientos, nuestros sueños y nuestra vida. Después de 5 meses de la preparación, nosotros los 28 peregrinos del Colegio Germania del Verbo Divino en Puerto Varas, viajamos a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.
Nuestro camino hacia Madrid estaba lleno de incertidumbres por no saber lo que nos íbamos a encontrar. Nuestra sorpresa fue cuando descubrimos una cantidad de personas de distintas naciones, razas y lenguas que con alegría y sonrisas estaban reunidos en Madrid para compartir la riqueza de su fe y su alegría de ser cristianos en el mundo de hoy. La gente que conocemos y compartió con nosotros sus hermosos testimonios sobre su conversión y su aventura hacia la fe en esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) no la vamos a olvidar nunca.
Tampoco podré olvidar los momentos de adoración, las misas y las catequesis, que me hacen reflexionar y darme cuenta de la misión que Dios me ha encomendado. Y sobre todo, las celebraciones del Santo Padre; ver y escucharlo es una sensación tan extraña que se mezclan pensamientos y emociones, pero sin duda son los momentos más hermosos de las Jornadas Mundiales. Solo pienso en una sola cosa: La fuerza de la fe que nos une a todos. Una JMJ no termina con la misa de cierre, sino que a partir de ese momento empieza un desafío de ser discípulo de Cristo, de ir por el mundo proclamando su amor, su presencia y su palabra. Un desafío que se tiene que llevar a cabo todos los días, para realmente vivir arraigado y edificado en Cristo, firme en la fe.
“Cansados pero contentos”, decimos para expresar que el trabajo fue mucho, pero valió la pena. Esto estaba en el rostro y en el corazón de todos, incluso de los mismos jóvenes que iban volviendo de a poco a casa, todavía vestidos con aquellas remeras y gorros, con sus mochilas multicolores a sus espaldas, como aferrándose a un tiempo que inevitablemente tocaba a fin, pero que seguramente permanecerá para siempre como auténtica experiencia, que no queda en un momento, sino forja corazones, graba a fuego.
Simplemente con este testimonio me gustaría agradecer a todos los que hicieron posible la JMJ, felicitar a todos los que la vivieron, e invitar a todos los que todavía no se animaron a vivirla. Porque de verdad, no se van a arrepentir. Le doy gracias a Dios por haberme dado esa hermosa oportunidad de acompañar a los Jóvenes de nuestro Colegio.
P. William Jemada, SVD
Colegio Germania del Verbo Divino
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