martes, 27 de septiembre de 2011


ARNOLDO JANSSEN: ¿QUIÉN ES ESTE HOMBRE?

Era un hombre de origen humilde, inicios insignificantes. Nunca lo consideraron brillante, ni famoso como Nelson Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi. Era normal. Sus calificaciones eran “satisfactorias”, “Menos satisfactorias”, a veces “bueno”. Llegó al sacerdocio simplemente trabajando duro y con diligencia, convirtiéndose en un profesor de matemáticas, y exigente.

Era el hombre menos adecuado para tener éxito en iniciar una congregación misionera, y mucho menos para establecer tres. Pero, increíblemente, lo consiguió, en un momento en que arreciaba la persecución religiosa y se pretendía suprimir la iglesia en Alemania.

Él simplemente pensó  que si los sacerdotes y religiosos no podían trabajar en su propia tierra, deberían pensar en los millones de personas en el mundo que no han oído la Buena Nueva y acercarse a ellos. Su sueño: Enviaremos misioneros hasta los confines de la tierra! La gente se rió de él y lo llamó tonto. No tenía dinero.

Sin embargo, Arnoldo Janssen, tenía fe, visión, un espíritu audaz para probar lo improbable, perseverancia obstinada.

Anclado en una fe profunda y la oración, tuvo la valentía para enfrentar grandes dificultades, forjando un sueño para llegar a tierras lejanas, enraizado en la Trinidad, cuyo amor ansiaba dar a conocer a todas las personas de todas las naciones...Y así, se atrevió a lo insólito: sin dinero en el bolsillo, pero confiando en la generosidad de la gente, fundó la Congregación misionera del Verbo Divino, las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo, y las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua. Nunca le preguntó al Señor: “¿Cuánto?” o “¿Cuánto tiempo?” Asumiendo como guía sólo la santa voluntad de Dios como aprendió en la oración, miró siempre adelante, diciendo una y otra vez, “Señor, por tu palabra, echaré las redes”.

Arnoldo Janssen no tenía mucho. Pero lo que era, TODO lo que era, lo puso totalmente a disposición de Dios - incluyendo los defectos y debilidades de su personalidad. Humildemente, estaba dispuesto a dejarse formar, y ser utilizado por los designios de Dios a la manera de Dios, en el tiempo de Dios. En el amor total y compromiso fiel, Arnoldo Janssen echó su red, y ¡Dios hizo el resto!

Reflexión: San Arnoldo Janssen es el hombre de quien hablamos, el hombre que  hacía  las   cosas  ordinarias  de  manera  extraordinaria (afirmación del Cardenal Rossi). Este es el hombre que se convirtió en la cabeza de más de 10.000 hombres y mujeres, religiosos y seglares de todos los rincones del mundo llevando a cabo la gran misión de propagar la Buena Nueva. Como misionera comprometida y misionero comprometido con la PALABRA, ¿cultivo y transmito la pasión de San Arnoldo por la Palabra?

[Lourdes Anne Berbano, SSpS Echoes - Newsletter of the Philippines North, Vol. LIV, No. 1, January 2009]

Nota: artículo extraído del libro Preciosa es la Vida Entregada por la Misión, publicación conjunta SVD-SSpS-SSpSAP, Roma 2010

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