domingo, 15 de mayo de 2011

Testimonio vocacional de Felipe Hermosillo Espinoza



Es hermosa la vida entregada para el mundo

La vocación  es un llamado donde puedo servir  con mis virtudes y habilidades en un beneficio común. Dios a todos nos da una vocación: para ser un laico comprometido, esposo, doctor, profesor, etc. Pero también hay una vocación que pide mucho más que entregar solo tus virtudes y habilidades, necesitas entregarte entero; que tu día siempre sea un nuevo desafío, es la vocación a la vida consagrada. La vida consagrada es tan necesaria e imprescindible en nuestra sociedad  que se no la hubiera existiría un vacío imposible de llenar.

Mi proceso para descubrir cuál era mi vocación al principio fue muy inquietante, buscaba saber por qué Dios me estaba “llamando” a mí, que no tenía nada especial.  Para poder comprender necesité mucha oración y el apoyo de mis padres quienes en un principio no comprendían porqué había tomado este camino y no el que ellos esperaban; y me costó mucho lograr hacerlos comprender que Dios me necesitaba para servir a su Iglesia.

Elegí la Congregación del Verbo Divino, ya que, me llamó mucho la atención la vida del padre fundador; Un hombre que vio la necesidad de ir al encuentro de los hombres que no conocían a Cristo. Pensé entonces ¿Y por qué no ser misionero? Jesús envió a los apóstoles a todas las naciones a anunciar la Buena Nueva  y aún hoy hay hombres que no conocen a Cristo, pero aun así pasaban por mí muchos miedos si era vocación o  una simple ilusión como tantas otras. Pero Dios es muy sabio y misterioso; siempre le pedía que me iluminará para saber que quería de mí, así que después de las hermosas jornadas de discernimientos donde conocí a jóvenes que estaban pasando por lo mismo que yo y con algunos hasta el día de doy tengo lazos de amistad; decidí atreverme a postular, no todos las oportunidades se vuelven a dar en la vida y esta no la iba a dejar pasar, porque si Jesucristo murió para salvarme yo podría anunciar a muchos más que de verdad hay salvación.

Quede muy impresionado cuando recibí la respuesta de aceptación a mi postulación; estaba muy contento y agradecido de Dios y en especial de la Congregación por darme la posibilidad de iniciar un camino tras las huellas del Verbo para algún día poder ser un misionero para el mundo de hoy.

Por lo tanto he decidido dar mis primeros pasos para seguir profundizando mi discernimiento para conocer la voluntad de Dios en mí. Dentro de esos pasos iniciales en el seminario, me siento muy contento, cada día me voy enamorando más de Cristo y con más ganas de entregar mi vida por su Evangelio.

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